Pepe Carazo
(Burgos, 1955). Hijo de un trabajador de Renfe, ha crecido personalmente desde su niñez, entre las influencias de ese particular mundo del tren, sus hierros, ruidos y humos. Eso se nota después en la obra artística de Carazo, dejando una impronta que se vislumbra en todas las tendencias pictóricas de sus acuarelas.
Es un pintor de recuerdos y de atmósferas. Su tema predilecto son los trenes: esas locomotoras que se cruzan, esas máquinas que irrumpen desde un pasado intemporal, con sus bufidos y sus columnas de humo, esos trenes de antaño que avanzan, resuellan o se detienen como refugios de la memoria: en ellos hemos viajado, hemos vivido historias de amor, hemos sentido los traqueteos de la vida. Carazo sabe darles una atmósfera especial, deliberadamente desdibujada: sugiere, crea masas de colores oníricos, algo que también hace con sus obras más abstractas. Cuadros de huella lírica, cuadros que nos seducen y nos atrapan como un suspiro de luz.
Así, parte de su obra discurre entre raíles, hangares y las estaciones que han marcado su biografía.
Elabora sus acuarelas, óleos, acrílicos de una forma completamente artesanal, así le permiten jugar con colores mucho más directos e introducir los elementos necesarios a la hora de crear las texturas.
Premio Nacional de Acuarela en 1994, sus cuadros son como ensoñaciones, hay muchos elementos que solo se intuyen o se insinúan; los rincones más precisos no responden a un modelo real, sino que son recreaciones de su imaginación.
El 19 de Junio de 2013 fue nombrado académico numerario de la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes de la Institución Fernán González.